Un pueblo acorralado por los agroquímicos
Corralito: Pueblo liberado para el uso de los agroquímicos.
En la localidad cordobesa de Corralito, la situación socioambiental es de extrema gravedad. No solo por la altísima cantidad de personas enfermas con problemas respiratorios y alergias (se estima que siete de cada diez niñxs sufren estas afecciones), sino también por la inexistencia de un marco regulatorio a nivel municipal que controle y restrinja el uso de agroquímicos en el pueblo.
Corralito es un pueblo a menos de 100km de la capital de Córdoba, con una población de aproximadamente 2mil habitantes, cuya actividad económica fundamental es el agronegocio, principalmente soja y maíz. De esta producción, el porcentaje mayor es comercializado con la Aceitera Gral. Deheza, la cual tiene en el centro del pueblo un importante predio con varios silos, por donde pasa una línea de ferrocarril que traslada los granos a distintos puntos del país para su comercialización o la elaboración de biocombustible.
La Intendencia de Corralito tiene características particulares, por un lado su titular (quien fue electo el 7 de agosto de 2011 con 27 años) es uno de los más jóvenes del país. Con su consagración, el joven Juan Carlos Scotto, de Unión Por Córdoba , se sumó a la tradición familiar ya que tanto su padre (Carlos Scotto)como su abuelo fueron intendentes de la misma localidad.
En diciembre del 2012 concejales opositores presentaron un proyecto de ordenanza que pretendía limitar el uso de agroquímicos en el pueblo, pero el mismo fue desestimado por el oficialismo (UPC). Uno de los argumentos esgrimidos para fundamentar este rechazo fue que el municipio se regía por la Ley provincial de Agroquímicos Nº 9164. Otro, sorprendente, vertido por el presidente del Concejo Deliberante a medios locales, fue que, de aprobarse una ordenanza que limite a las fumigaciones, la misma no sería respetada por los productores.
Basta recorrer el humilde pueblo de Corralito para darse cuenta de que las fabulosas ganancias generadas por las miles de hectáreas de semillas transgénicas no quedan en el lugar. Uno puede apreciar a simple vista cómo los patios de las viviendas, escuelas, comisaria, club deportivo, dispensario, en definitiva todo el pueblo esta rodeado por extensiones de campo cultivadas con soja y maíz y fumigadas. Pero esto no es todo, ya que en el corazón de la localidad la acopiadora AGD levanta sus torres repletas junto a otras acopiadoras menores, donde las semillas duermen bañadas de agroquímicos en el propio corazón del pueblo.
Es en este alarmante contexto donde las enfermedades van tomando espantosas proporciones. Alberto Goy, un vecino, escritor y recopilador de la historia del pueblo, afirmó en diálogo con “ecoscordoba”: “En nuestro pueblo el 70% de los niños tienen problemas alérgicos y respiratorios” y reclamó que son muchas las localidades vecinas quienes han avanzado en ordenanzas que limitan la aplicación de agroquímicos, “pero aquí en Corralito se nos ha negado esa posibilidad”.
El caso de Joaquin, el niño de 4 años que el 10 enero pasado por la madrugada tuvo que ser trasladado y atendido de urgencia, con una crisis respiratoria, en el Hospital Zonal de Río Tercero, porque la noche anterior habían fumigado los campos de soja frente a su casa, es una muestra contundente de lo que ocurre en el pueblo. El desesperado reclamo de su madre, que utilizó las redes sociales buscando romper el cerco informativo, puso sobre el tapete de la opinión pública una vez más la realidad que viven 12 millones de personas de Argentina expuestas cotidianamente a la aplicación de agroquímicos, según estimaciones de la organización de Médicos de Pueblos Fumigados.
A la fecha son más de quince los municipios en la provincia de Córdoba que han limitado el uso de agroquímicos en zonas urbanas o semi urbanas, y en la región “Tercero arriba”, el municipio de Río Tercero ya ha aprobado una ordenanza que ordena la reubicación de depósitos de agroquímicos en zonas habilitadas para tal fin fuera del pueblo, pero la aplicación de la misma ha sido prorrogada para marzo del 2013.
En Corralito la voluntad parece estar del lado de las necesidades de los productores y los agronegocios y muy lejos de la preservación de la salud y la vida de sus habitantes. Esto lo dejó claro el Intendente Scotto en declaraciones al periódico “Tribuna” de Río Tercero: «Hay vecinos a los que no les gusta ver las fumigaciones cerca pero no se ha creado una psicosis, tampoco es un problema sólo de Corralito sino de toda la provincia, en zonas productivas es inevitable, queremos cuidar a los vecinos pero también a los productores».
Pero como si fuera poco, a las aplicaciones de agrotóxicos sobre la población, hay que agregar el movimiento de máquinas fumigadoras dentro del pueblo, las cuales transitan libremente por las calles goteando productos tóxicos, el lavado de las maquinarias en playas colindantes a casas sin controlar el destino del agua contaminada que arroja la limpieza de tractores, “mosquitos” y/o “arañas”.
¿Será que desde el estado municipal se busca preservar los intereses de la Aceitera Gral. Deheza, de los productores y los negocios derivados de esta actividad, como AFUCOR, la empresa aeroaplicadora propiedad del fumigador Edgardo Pancello condenado por la justicia en el caso de contaminación en barrio Ituzaingó, que tiene sus hangares en Corralito?
La realidad de Corralito es sin duda alarmante ya que la inacción de las autoridades y la dilatación de tiempos para la aprobación de ordenanzas que limiten estas actividades contaminantes , atentan contra la vida de sus pobladorxs que, frente al peligro que corren sus vidas, han decido denunciar lo que les sucede y exigir que se respete la vida.