
“Me matan si no trabajo y si trabajo me matan”
“Esto es una cesta de manzanas, todas podridas, en la que incluso la de más sana apariencia guarda algún gusano”.
Juan Eslava Galán
Por Melina Dassano | @Melidassano *
Un alimento esencial y su multiplicación, el pan. Un misterioso grano falta en varias mesas como recurso alimenticio y como producto saludable.
Cómo será el paso del tiempo, que aún peleando por la vida, hemos dejado atrás lo imaginario y hemos tan solo creado nuevos enemigos; ante la adversidad, el dolor, ante las injusticias, es el camino de luchar contra los molinos harineros y el viento en contra.
De un pueblo surge la fuerza interior, aquella que hace continuar por el camino de las creencias. Y cuál es la reacción de algunas personas ante la salud, ante una réplica de enfermedades. Muchos buscan seguir adelante por la “libertad humana” de aquel Quijote.
Qué de la naturaleza, si el hombre y la mujer ofrecen resistencia a “desaforados gigantes”, de aquellas mujeres que ante la pérdida de la salud hoy se encuentran enfrentando todas las adversidades, “mala simiente de sobre la faz de la tierra” como escribía Miguel de Cervantes.
Marta (ya no cree) construye un nuevo relato: “Hace 20 años que vinimos del campo a la ciudad, la gente muere de leucemia, son niños a la edad de 8 años, otros con angiomas sangrantes a la edad de 3 años. Vecinos y vecinas internados/as en San Nicolás. Yo soy una de las que tuvo cáncer. Mi marido, le quedó un solo riñón, el otro se le había secado. Tuvo cáncer de próstata, se le secaron los conductos de la vejiga, luego, por los rayos de la quimio. Ahora funciona con catéter, que va de la vejiga al riñón. Hoy la familia entera vive con nódulos. Somos recontra alérgicos. A la abuela también le sacaron nódulos del pecho, del brazo. A mi directamente me sacaron la tiroides, llena de nódulos malignos. A mi hijo le aparecieron todas bolitas en el cuerpo, nunca supimos por qué. El viento nos juega en contra, al veneno lo estamos aspirando”.
Marta levanta ya su cabeza: “Recuerdo a otra mujer de fierro, su marido camionero, carga en las plantas cerealeras de Monsanto, en los molinos harineros -estacionados dentro del pueblo- y luego regresa a su casa con esa ropa de porquería; y la mujer lava el polvo transgénico, impregnado de plaguicidas”.
«Estamos rodeados de campo transgénicos, “mata yuyo”, molinos harineros y acopiadoras. Ya no hay sapos, ni liebres, ni lechuzas, ni perdices. Lo único que queda son las plagas, las loras. Ya han muerto miles de personas. Mis hijos me suelen proponer que nos vayamos a vivir a Córdoba. Si te enfermas, no vamos ya a poder trabajar. Estamos complicados, hay que cambiar la mentalidad de todo el mundo», insiste Marta.
La semilla siempre (lista) para plantar. Semillas con curado (de veneno) y secado.
Un quijote camionero declara: “Hoy usan Estelique, se trata de un órgano fosforado potente, que produce problema en el hígado, páncreas y riñones. Cuántos camioneros quedan en los puertos frenados a la posibilidad de tomar otra dirección. Sus vidas son robadas muchas veces por asfixia, muchos duermen en el camión esperando su turnos de descarga, envenenados porque rocían de tóxico el acoplado”, define el ya ex camionero.
Si apenas se ramifican las ideas, empezamos a soñar la eternidad. Ninguna decisión es final, porque hoy nos sorprende la muerte.
Un joven trabajador del Molino harinero Cabodi, padecía un continuo malestar, fiebre, dolor de cabeza, vómitos y un tumor que le frecuentaba en la zona anterior de la cabeza. Varias veces fue intervenido para ser analizado. Tenía hijos, familia, oficio. Fue echado luego de su lenta recuperación.
“Son muchas personas las que se enferman y no sabemos por qué. Los médicos no nos pueden determinar la causa. El Molino siempre estuvo en el pueblo, es casi la historia de nuestro pueblo, pero nos estamos enfermando porque el viento ya no nos sopla a favor, solo con polvo contaminado”, nos relató el joven que decidió preservar su identidad por su trabajo, el que finalmente perdió -y no por nuestra publicación-. En nuestra cultura muchas veces nos enseñan a «no morder la mano que te da de comer”.
Una persona de alto cargo en Salud nos supo relatar, manifestó no saber por aquel gran aumento de hipotiroidismo y diabetes, problemas de respiración y arritmias, “porque cada uno hace la suya y nadie investiga”. Hasta él calla semejante atropello, hasta él declara que todos firman la muerte súbita, cuando los ven morir en el pueblo; porque muchos nos abandonan en las grandes ciudades, donde todos consumen y pelean por la vida. Las intoxicaciones masivas del pueblo se enterraron.
La naturalización de las decisiones humanas es compleja, las mismas se proyectan en progreso económico, lo que le preocupa de ese gigante es solo la baja de la productividad.
A partir de haber quedado atrás el monstruo imaginario, eligieron luchar por la vida. Algunas veces esas elecciones son importantes, como formar una familia, tener hijos, elegir una carrera, un oficio. Hoy la mayor parte de nuestros días elegimos y suplicamos por tener salud; ni ya vale la ropa, tan solo el trabajo y cuánto vale. Nos preguntamos poco qué desayunamos, y menos qué cenamos. En una palabra, nos preocupa poco cómo nos alimentamos.
“En las orillas de los pueblos quedaron los hombres a caballo, eso provocó la tecnología. La siembra directa, pobreza para todos, riqueza para algunos, salud para nadie” cree Marta.
En la insistencia de llamarse agricultura, durante la conquista los encargados de las tareas agrícolas eran los indígenas reducidos; y entre los años 1600 a 1795, fueron traídos a esa zona, para igual función, negros esclavos de Brasil y Angola. Hoy esta función la cumplen campesinos del NOA y con mano de obra barata.
“Una sociedad agrícola genera una sociedad culta e ilustrada, políticamente virtuosa y sana”, nos muestra Lucrecia Ruiz Moreno en la historia del trigo en Argentina. La aprobación federal de los cultivos transgénicos en 1995 marca un cambio radical en nuestra historia. Ya en 1900 las cosechas estaban sujetas al impredecible cambio climático y las plagas. Hoy aumentó la concentración de la tierra y con ello la enfermedad de los mortales.
- Imagen de @MeliDassano
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- Conurso de relatos #MolinosQuijote
¿Qué haría hoy Don Quijote con los molinos?
Imagino a Don Quijote como una amenaza para a estos Molinos sin viento a favor y con aspas punzantes. Como extranjero vendría a desbaratar la Injusticia. Y Miguel de Cervantes estaría rotulado de delirante ambientalista y nuevamente preso, con otra causa inventada. Él bien sabía que la justicia llega si la comprás.
En la plaza juegan los niños, nuestros impensados descendientes. Seguramente habrá de ellos mucha de la incompatibilidad genética con sus ancestros, y finalmente no nos reconocerán hijos de esta tierra. Las madres se harán el mismo estudio y serán incompatibles en sus derechos conquistados. El hospital ya no nos cambiará la fecha de nacimiento, nos marcará el día de nuestro deceso, o simplemente quedaremos como estadísticas en un poblado cementerio.
El monstruo ofrece “alimento”. “Nos matan si trabajo, si no trabajo me matan” cantaba Daniel Viglietti.
(*) Edición especial para concurso de relato #MolinosQuijote de @ZendaLibros, con la posibilidad de financiar nuestro trabajo de prensa autogestivo y dar a conocer al mundo en un día muy especial como el «Día Internacional de lxs Trabajadorxs», un malestar social que avanza silenciomente. Trabajo realizado año 2014 por Debora Padilla, Merce Cohen y Melina Dassano.
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