
Despidos persecutorios en Aguas Cordobesas
Diez trabajadores de Aguas Cordobesas despedidos. Casi todos por apoyar a SiPos, un gremio autónomo de la patronal de Roggio.
Por Susana Roitman*
Como en Volkswagen o Weatherford, por mencionar solo casos resonantes de Córdoba, se repite la práctica empresarial de castigar con el despido a quienes intentan organizarse con autonomía de la empresa.
Aguas Cordobesas, privatizada en el 1996, a pesar de la resistencia persistente de los trabajadores agremiados en SiPos – sindicato de Personal de Obras Sanitarias- fue entregada al grupo francés Suez en un proceso lleno de irregularidades que fueran denunciadas pública y judicialmente por los trabajadores. Eran tiempos de neoliberalismo sin maquillaje.
Luego de un fallido intento de tarifazo en el 2006, resistido por la ciudadanía en la versión cordobesa de la “guerra del Agua”, se hace cargo Roggio de la prestación del servicio. Las componendas del grupo con los gobiernos de turno conforman una maraña y provienen de los tiempos de la dictadura, cuando se consolida como uno de los principales actores de la llamada “patria contratista”, el grupo voraz y prebendario que rapiña con la obra pública argentina.
Una de las primeras acciones del equipo Suez-Roggio fue desactivar la tozudez gremial de Sipos -vivo entre aquellos trabajadores que mudaron a Aguas Cordobesas en el proceso de privatización- creando un gremio de empresa, el SOC – Sindicato de Obras Córdoba. El SOC, pasan a ser los ojos-y-oídos de la empresa, ocupándose del control y el disciplinamiento. No obstante quedó vivo el SIPOS entre un grupo de compañeros que dio batalla legal y política, hasta que finalmente perdió la personería gremial en el 2009, con los buenos apoyos del Ministerio de Trabajo y sin posibilidad de poder discutir con los compañeros, merced al despotismo patronal que impedía cualquier debate en el lugar de trabajo.
En Aguas Cordobesas hoy hay un total de 430 compañeros divididos en tres áreas. Las plantas potabilizadoras del Suquía, la de Los Molinos y el área central administrativa.
En condiciones de clandestinidad y bajo amenaza SIPOS sigue trabajando con la charla cotidiana, las visitas por casa, el volante, la labor hormiga en procura de refundar la identidad que la patronal desarticula.
La tarea se vuelve más difícil si tenemos en cuenta que la política de Roggio es “renovar” la planta en forma periódicamente para no permitir la creación de vínculos estables. “Desde la privatización ya se ha cambiado el personal de planta 4 veces. Asi se hace muy difícil trabajar ” afirma un compañero. La pérdida salarial – un trabajador de Aguas cordobesas cobra de bolsillo entre 8 y 10 mil pesos lo que no se compara con los salarios de otros trabajadores de servicios urbanos, como los de Luz y Fuerza que superan los 20 mil- y la obsecuencia de SOC provoca el descontento de los trabajadores y la revitalización de SIPOS de la planta de los Molinos que recomienza una tarea de afiliación en la clandestinidad que se proyecta a los otros sectores.
Un delegado sostiene “Nos tienen confianza porque a medida que los hemos visitado, fuera de la empresa, no se ha filtrado la información de que nos ha recibido” lo cual da cuenta tanto del miedo que se procura instalar como del trabajo paciente de los activistas.
El 19 de septiembre de este año SIPOS, en un clima de intimidación, realiza elecciones de delegados. Los “fallos ATE y Rossi”
Se refiere al fallo de la Corte Suprema por el cual aún el sindicato que solamente tiene inscripción gremial aun sin personería conserva la tutela gremial para los delegados, los protegen legalmente pero en la práctica la persecución es durísima. No se pueden ingresar las urnas y se vota afuera, con escribano. La cúpula del SOC junto al jefe de personal se instalan a tomar nota de quienes acuden a las urnas agitando el fantasma del despido, que efectivamente empieza a producirse desde entonces. Ya son 10 los despedidos “sin causa” o con causas inventadas de aguas cordobesas. Se mencionan las “faltas actitudinales “ , las “críticas a la empresa” o el apoyo a Sipos para despedir a compañeros con 10 años de antigüedad. Los despedidos desde octubre ya suman diez y van por más.
Desde la conducción de Sipos se propone redoblar la apuesta “meternos en el riñón de Aguas Cordobesas” sostiene una compañera “ Roggio quiere avanzar sobre las cloacas también y necesita obsecuencia” . Un delegado advierte “El servicio de agua en Córdoba está por colapsar, la empresa no hace inversiones, las obras las hace la provincia que subsidia a Roggio quien se lleva jugosas ganancias. Cuando la tendencia en todos lados ha sido restatizar el agua, Roggio avanza por más” Ahora el sindicato está armando una cooperativa con una doble intención, precarizar a los trabajadores y sobrefacturar para decir que pierden plata y pedir más subsidios, más tarifas”…. Así se proyecta a muy corto plazo tercerizar la lectura de medidores y el call center.
Como síntesis del papel de Roggio un delegado sostiene “Se trata de una sociedad mixta. La provincia y Roggio. Un socio – la provincia pone la plata de todos los cordobeses – y el otro – Roggio- se la lleva” .
Mientras tanto se propone el aumento tarifario. La movida continúa y requiere de la solidaridad a dos puntas: los usuarios del agua y los trabajadores.
(*) Observatorio Conflictividad Laboral y Socioambiental Córdoba.
La corte suprema, en el año 2010 dicta el fallo Alvarez c/cencosud, declando nulo el despido por discriminación sindical y obliga a la empresa a restablecerlos al trabajo y pagarles todos los salarios caídos. Hace poco en el estudio iniciamos una demanda por discriminación ideológica contra Fadea con los fundamentos del caso alvarez.