
Cordobazo: Aniversario de la «CGT de los ARGENTINOS»
Por Taurino Rufino Atencio (*)
El 28 marzo del año 1968, se realizó un plenario para elegir la dirección de la CGT, plenario que llevó el nombre de AMADO OLMOS. De allí surge una dirección encabezada por el secretario general del Sindicato Gráfico, Raimundo Ongaro, y conformada por dirigentes que se planteaban enfrentar a los militares, y opuestos a los “dialoguistas”, que se dio en llamar CGT de los ARGENTINOS.
La dirección tuvo una efímera vida, pues casi de inmediato se tejió una entente para tumbarla, entre la dirigencia que se retiró del plenario, y que con posterioridad conforman otra dirección de la CGT.
A pesar de su corta trayectoria, la CGT de los ARGENTINOS sienta un precedente de sumo valor para la clase trabajadora. Por primera vez, se hace referencia a la “liberación”, señalándose el camino a recorrer para tal propósito en un documento que nos sirve de guía hasta el presente.
Para tener una perspectiva más amplia, es preciso que nos situemos después del año 1955. Ello, porque a partir del golpe de estado que derroca a Perón, buena parte de la dirigencia gremial da pasos para tomar contacto con los militares golpistas; lo que da lugar a una interminable lucha entre ellos. Por cierto, la disputa se centraba en quien llevaba la delantera en el propósito de tener “participación”; ninguno se planteaba promover la resistencia a quienes habían pisoteado la soberana voluntad popular y movilizar a las bases trabajadoras.
Cierto es que existían por entonces direcciones gremiales que no se alineaban con el peronismo, pero su peso numérico era ínfimo, con lo que todo lo relacionado a la conducción del movimiento obrero pasaba por quienes estaban enrolados con ése partido.
Son extensos los pormenores, idas y vueltas, que se realizan luego del golpe del 55. Similar actitud adoptan con posterioridad en el gobierno de Frondizzi, en la transición de Guido, en el gobierno de Illia y durante la dictadura de Ongania.
Luego de varios intentos por formar una dirección única de la CGT, la dirigencia gremial -tanto la nucleada en torno a los “leales a Peron” como la llamada “de pié junto a Peron”, terminan dando su aval a Ongania, sosteniendo que con el golpe se abre una instancia de “ESPERANZADA EXPECTATIVA”. Quien se destacó por asumir el liderazgo en ésas posiciones, durante todo el tiempo mencionado, fue el metalúrgico Augusto Vandor, quien con José Alonso del sindicato del vestido, entre otros, asistieron a la Casa Rosada para la asunción de Ongania.
Ongania no tiene reparos en golpear sin contemplaciones al movimiento obrero. Quita personerías gremiales, interviene sindicatos, cesantías, detiene y encarcela a los dirigentes que deciden enfrentar a la dictadura. Se crea en suma, un clima de continuo accionar de los gremios que se ven reprimidos, generalizándose ante ello, una repulsa a los militares de la mayor parte de la población.
En ésa atmósfera, los dirigentes gremiales que “dialogaban” con los militares golpistas consiguen de ellos que den vía libre para la normalización de la CGT, que era su único afán.
Debemos hacer notar, que los antecedentes mencionados, son solo parte del fermento social que culmina primero en la CGT de los ARGENTINOS, y luego en el año 1969, la rebelión que marca un hito en la historia del movimiento obrero Argentino: EL CORDOBAZO.
El sistema capitalista, imperante en ése entonces como en el presente en la República Argentina, requiere de éstos personajes como socios menores para ejercer la dominación y sometimiento de los trabajadores y el pueblo en su conjunto.
Compañeros, la presencia e influencia en el movimiento obrero, de éste tipo de dirigentes, a quines se identificaban como “burócratas”, fue y es un formidable obstáculo para la defensa de los intereses de la clase trabajadora, tanto como en el camino de la liberación popular de la opresión de los poderosos.
En la actualidad, continuamos soportando, con otros nombres pero con idénticas funciones, lacras encaramadas en la mayoría de las direcciones sindicales, apañadas por los gobiernos de turno, sean dictatoriales como constitucionales.
El compañero Agustín Tosco sostenía que siempre debemos apuntar a la unidad en la lucha, en la acción, para avanzar en el árido camino de la liberación. Los ejecutores de tal empresa somos los oprimidos, considerándonos en conjunto. LA LUCHA DEBE CONTINUAR. Para ello se precisa por lo menos dos condiciones, ORGANIZACIÓN Y CONCIENCIA.
(*) Nota especial e inédita año 2013 de Taurino Atencio, para difusión entre compañerxs que llevan adelante las luchas actuales contra el extractivismo. Trabajador y militante participante activo de la gesta histórica y compañero de militancia de Agustín Tosco. «El dirigente gremial de hoy es también propietario, es patrón, empresario».
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