
Dos años de Acampe y Bloqueo a Monsanto
En la historia se entretejen declaraciones inquietantes, sentencias y pensamientos que marcan la emergencia social y ambiental, una lucha que tiene de espectadores a hombres y mujeres, en sus verdaderas desgracias, aciertos y apocalípticos futuros.
Texto @MeliDassano
- Hugo Suárez para ECOSCórdoba
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Las ideas locas, si bien premonitorias, no suenan coherentes con la realidad de consumo. Ya se habían despojado los jóvenes de los prejuicios para poder hacer frente a los problemas que aquejan a la humanidad, no a sus críticas estéticas, es hora de la “conciencia”.
La sabiduría representa un triunfo del pensamiento contemporáneo, pero más posibilidades y respeto logra el hombre libre cuando abraza y celebra la experiencia antes de considerarse un gran experto, menos un célebre intelectual. Defender los territorios y la tierra en su conjunto es atender las necesidades de las nuevas generaciones y por sobre todo poner límites al inconsciente actuar del poder económico.
No podemos entender nuestra evolución material antes de reconocer nuestro origen por sobre la evolución humana. La globalización intenta meter a todas las culturas en un sincronismo de consumo absurdo, despojando hombres, mujeres y niños, para imponer una pasajera moda de boludos y boludas carentes de afecto, pero viviendo la profecía de la olvidable vida posmoderna, donde la imagen llega a un optimismo semejante como para perder la identidad y anular cualquier conocimiento.
Pero ellos necesitaron contar con absoluta sencillez, jóvenes, adultos y ancianos que, muy a pesar del mal tiempo, y en sus tristes historias continuaron caminando descalzo sobre la tierra, preguntándose la razón de luchar por todos y para salvarse cada uno de este contenido vacío que nos convida la soledad de las grandes ciudades. Ese día 19 de septiembre, ya asomaban las convicciones y se decidió volver a pensar en ese niño que fuimos y muchos olvidaron, ya crecimos pero hay generaciones que merecen jugar con alegría, y sin ver tanta violencia y dolor.
No le bastaba con la huerta al costado de una multinacional semillera, o con cortar la leña para almubrarse, construir sus refugios para alertar al sueño con los ojos abiertos. Aquí hubo un movimiento que supo transportar al hombro la vida comunitaria, aunque las diferencias humanas quisieron una y otras vez confundir el rumbo de nuestras almas para hacernos nuevamente errantes.
Allá, en el predio oscuro, en medio de la noche y junto a gente por momentos desconocida, conocieron al otro. Lanzas de palo y piedra, paja y barro, palabras de antepasados, se disiparon los rumores y tuvo lugar la cuna de una cultura.
Nunca dejaron a medias la respuesta a la pregunta que invariablemente se hacen sobre «el después”…Después… se pusieron en movimiento.
- Hugo Suárez para ECOSCórdoba
- Hugo Suárez para ECOSCórdoba
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Y ya en el 2015 se escribe otra historia de éstos rincones populares que necesitan su reconocimiento como Malvinas Argentinas, que parten de recuerdos, aunque muchas veces difusos, porque solo podemos hacer una lectura inmediata de las necesidades que surgen de nuestro presente, hasta que podemos levantarnos y saber que hay una alternativa al lujo y el fracaso del consumo masivo, ser digno como parte de saber vivir solo con lo que necesitamos.
Con el paso del tiempo, cada pasajero de este mundo que se va sumando, con errores y aciertos, pasan por este acampe con la bandera de la lucha socioambiental, es lo que intensamente nos enseñaron, el oficio de vivir.
La lucha de Malvinas cumplió tres años y ya dos años de un sacrificado bloqueo a la planta más grande del mundo que pretende instalar Monsanto sin licencia social y con una justicia que entendió el conocimiento de muchos profesionales como Andrés Carrasco, para cumplir con la tarea de cuidar en parte al pueblo.
Agradecemos las imágenes cedidas del Fotógrafo Hugo Suárez sobre su paso por el Acampe contra Monsanto en Malvinas Argentinas.
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