La interdisciplina, el remedio para curar la toxicidad institucional
El pasado 7 de diciembre, se llevó a cabo la jornada científica titulada «Patología Ambiental. Responsabilidad y Conciencia» un nuevo encuentro interdisciplinario entre los que participaron médicos, físicos, abogados y economistas. En el programa que incluyó distintos casos clínicos desde la mañana hasta altas horas de la tarde, abordó el » Modelo Productivo Argentino» con un cierre a puro debate y responsabilidad productiva.
Si bien desde el año 92 surgen estos encuentros y sin dejar de reconocer la multiplicación de problemáticas y de prácticas similares, sucedió en un momento de responsabilidad y conciencia muy importante para la provincia, donde la salud atraviesa situaciones díficiles, por sus significativos recortes en la gestión del año 2012. La organización estuvo a cargo del Dr. Medardo Ávila Vázquez y la Prof. Dra. Gloria Dozo, quien nos habló de éste encuentro como una patología que no se puede abordar. «Entran en juego muchos intereses, hoy se enferman igual peones y productores». Afirma por su parte, que existe una desaprensión por parte de los productores. «Tenemos un problema cultural que nadie cumple normas» y «tenemos miedo porque conocemos». Son ellos los que nos tienen que demostrar lo que en realidad producen, no mata. Una mujer y médica comprometida como la Dra. Dozo, no niega que es una constante lucha. «Hay vicio por el dinero», por eso cree que a ellos no les importa.
Al avanzar la jornada, no deja de preocupar a los exponentes de éste encuentro, la cantidad de casos no denunciados donde hay enfermedades provocadas por el sistema agroindustrial. Sabiendo, que «los pesticidas modifican el sistema inmune». El afectado ya no es sólo el ciudadano común, los casos presentados fueron de productores rurales donde tenían una alta exposición a pesticidas como el ácido 2,4-dichlorofenoxiacético (2,4-D) es un herbicida sistémico hormonal auxínico muy común, usado en el control de malezas de hoja ancha. Es el tercer herbicida más ampliamente utilizado en Norteamérica, y el más usado en el mundo, utilizado en la II Guerra Mundial. Lamentablemente la irritación de la piel deriva en un posible Cáncer, afirma Cecilia quién muestra el caso.
En diálogo con el Juez Lorenzo Rodriguez le preguntamos como ve esta pelea de los intereses económicos por un lado y la pelea por la salud y por la vida. El Juez Rodriguez responde que, «no hay pie de comparación, no se puede estar discutiendo las cuestiones de la vida sobre las cuestiones económicas, me parece una locura»… Aclara por su parte que quienes pueden juzgar estas actitudes, son los cuidadanos. «A mi me toco como juez poder volcarlo en una sentencia, no se podía dar un valor por sobre la vida, la cuestión económica, sobre la soja»…
Una mirada desde la economía
La jornada se enriqueció con una mirada económica a cargo del Dr. Roberto Domenech, profesor de la Cátedra de Economía Ecológica de la facultad de Ciencias Económicas de la UNC, quien se preguntó: «¿Por qué estamos como estamos?». Afirmó por su parte que el consumo condiciona la salud y que la economía mundial actual adhiere religiosamente al crecimiento económico en sí mismo -indicado por el PIB- , la cual postula que las naciones obtendrán mayores niveles de bienestar a medida que más bienes y servicios produzcan. Insiste que el «productivismo» es el máximo producto a cualquier costo de la salud, contaminación y desigualdad. Aquí se produce lo que él llama «externalidades» trasladar el costo de una actividad al resto de la sociedad, hacia terceros, como son las consecuencias de la desertificación, deforestación, etc. «Sabemos que dentro del consumo no se contempla el origen de los recursos, ni a donde van a parar los desechos». Los problemas surgen cuando este crecimiento desaforado no internaliza los costos sociales y ambientales provocados por el aparato productivo.
Lleva a la economía a un punto de reflexión literaria, cuando sostiene que hace más de 200 años en los comienzos del capitalismo la humanidad, se encontraba en un contexto de «mundo vacío» de gran dotación de recursos naturales dada la población mundial, donde el momento económico desplaza a lo ambiental. » Este sistema padece una incapacidad para medir los gastos sobre la salud, el ambiente y la seguridad social». Teniendo en cuenta que «el 75% del uso de los recursos es responsabilidad de los países desarrollados». Dentro de la economía es lo que se llama la «Huella Ecológica» (representa los metros cuadrados que beneficia a cada habitante en consumo y desecho) De la cual 5,4ha pertenece a los altos ingresos; 10ha por habitante en los EEUU; 2ha en África y 2,5ha. en Argentina. A esto el lo llama distribución desigual de los recursos.
Nos encontramos con una estadística importante, «treinta millones de personas mueren por año con este sistema productivo». La pregunta de Domenech es, Si éste sistema productivo puede alimentar a todo el mundo con 20000 Kcal de producción, transformación y distribución, lo que sería 2000 Kcal por persona, para lo que afirma «con esta inconsistencia estamos ante una gran mentira». Sin embargo si se puede alimentar al mundo con una práctica agroecológica porque llega a producir éstos rendimientos.
A mediados de su disertación, Domenech, pregunta nuevamente al público asistente: ¿es el PIB un buen indicador para saber si un país mejora? Claro que puede serlo, pero ¿hasta qué punto? Si ese crecimiento económico comienza a impactar en la salud de las personas, como son los que padecen y mueren de cáncer por las fumigaciones llevadas a cabo por la industria de la «soja». Si ese crecimiento comienza a desplazar a un campesinado hacia villas de emergencia de las grandes ciudades a causa de la concentración de las tierras por los pooles de siembra. Entonces, ¿qué tipo de progreso nos están imponiendo?