La situación del juez Francisco Martín Flores, acusado de abusar sexualmente de su expareja, está en la mira de Córdoba. Este miércoles se espera que el jurado defina su futuro, pudiendo decidir su destitución para enfrentar un juicio penal. Pero, un giro inesperado se produjo con la intervención de Ricardo Seirutti, obispo auxiliar de Córdoba, que apeló a las autoridades para que Flores no sea removido de su cargo.
Seirutti envió misivas a la presidenta del Jurado de Enjuiciamiento, al fiscal General y al Tribunal Superior de Justicia (TSJ), alegando su preocupación por el proceso que enfrenta Flores. En sus cartas, destacó la conducta cristiana y el respeto a los derechos humanos que siempre ha demostrado Flores en su función como juez. Además, recordó que la posible pérdida del trabajo de Flores afectaría la estabilidad económica de sus tres hijos.
Estas cartas desataron una polémica, llevando al fiscal General, Juan Manuel Delgado, a pedir aclaraciones sobre si las mismas representaban la postura del Arzobispado de Córdoba o solo eran una expresión personal del obispo. Seirutti sostuvo que las cartas eran a título personal y que no buscaba interferir en la justicia, sino expresar su preocupación por el bienestar de los hijos de Flores.
Este caso se ve envuelto en más controversia aún, ya que las cartas enviadas al jurado no tuvieron un ingreso formal, llegando directamente a la presidenta del jurado, la legisladora Julieta Rinaldi. Tras la divulgación mediática de los mensajes de Seirutti, el obispo auxiliar emitió un comunicado donde ratificó que sus acciones fueron de carácter personal y pidió disculpas públicas, insistiendo en que su intención nunca fue interferir en el proceso judicial.